domingo, 10 de julio de 2011

F5, _re-start.

Normalmente, suelo iniciar mis soliloquios con una expresión esplendorosa: me pregunto. Lo noté hace un par de segundos, cuando al dar "publicar", mi queridísimo Internet rechazó categóricamente el texto que vomité en este lugar, y me dejó con una entrada en blanco que edito en este momento. Tratando de rememorar exactamente qué palabras había dejado aquí, encontré esa curiosa característica. Creo que esto entronca directamente con el hecho de que siempre estoy cuestionándome a mí mismo, mi esencia, mis acciones, mi pasado y presente. He ahí algo de lo que tengo que aprender sobre el que escribe, junto con muchas otras cosas que he olvidado, obviado o simplemente ignorado.

El intentar de nueva cuenta, con otro espacio dentro de la vastedad del Internet, responde a varias razones que, simplemente, son variadas, e incluso algunas de ellas un tanto desconocidas. Tengo una vaga idea, y considero que obedece a necesidades que últimamente se me revelan como acuciantes: entre ellas, quizá la más ardiente, está la imperiosa y constante agonía que precede al cambio total. Nada más cruel que la autocrítica, y realmente no he salido bien parado de mi ojo avizor. Necesito con total urgencia re-estructurarme. Un F5. Un re-start.

De ahí el (quizá poco) original título de este blog, que sospecho contendrá imaginerías más descarnadas que aquellas que he ido trazando a lo largo de mi nada destacable reguero de tinta hasta el momento. En este momento crítico de mi existencia, en que me veo súbitamente arrancado de todo aquello que consideraba fundamental para mí, necesito volver a escribirme, pues viejo poema soy y mis arcaicos versos me pierden en retrúecanos de sinrazones. Ah, tergiversadas y floreadas palabras que no auguran nada bueno. Plantearme, una vez más, mis objetivos, y trazar de nuevo el camino que he de seguir. Quisiera saber quién sigue a mi lado, en quién puedo contar, y quién confiará en mí. Solamente hay una manera de saberlo: seguir caminando.

Volver a escribir... Es, quizá, la acción que implique el más grande regreso a mis raíces, a lo que soy y no puedo negar. Expresarme, dar rienda suelta a mi densa locura - que me ha asfixiado sobremanera, como la monotonía ha hecho -, y enfrentar lo que he hecho, para poder construir sobre verdaderos cimientos, no ruinas de sueños guajiros. Realismo, señores, que la fantasía implora por nosotros. He ahí, el porqué de todo esto, o más bien solo una breve introducción.

¿Les gustaría descubrir qué más hay detrás?

No hay comentarios:

Publicar un comentario