viernes, 29 de agosto de 2014

Existe una cierta clase de personas, destinada a ser parte del olvido perpetuo.

Existen algunos seres que olvidan cómo soñar, y cuando el recuerdo los abate, solo es para dejar un sabor amargo con la memoria de las verdades frías que su subconsciente ya sabe.

¿Será que la soledad es privilegio de unos pocos, incómoda amante que desearíamos negar, pero cuyo lecho es el último reposo que le queda al escritor en el tiempo de su muerte?

No hay comentarios:

Publicar un comentario