martes, 2 de octubre de 2012

Día 7: Tlatelolco.

Quedan palabras para las esperanzas de libertad
aplastadas bajo botas de totalitario gobierno...

Tlatelolco.
Altar del sacrificio de las almas ingenuas
que claman por justicia.
Eres un muro carmesí
en la historia del país
donde no pasa nada.
Aún entre los textos vacíos,
resuenan tus palabras:
ideas de equidad y valentía,
de muerte al dictador,
de reto a la cobardía,
de corazones unísonos
clamando por la vida.
Me dueles, Tlatelolco,
como la herida inevitable
de las horas póstumas. Eres
la vergüenza del tirano
y el escarnio del asesino. Eres tú
la piedra angular
en la revolución de la nada;
te tiñes de rojo y gris,
bebiste el elixir de la eterna agonía.
Los pies que te profanan no ignoran tu valía.
Las madres angustiadas
te colmaron de lágrimas;
la milicia te saluda
con el fragor de las armas;
y el Gobierno te insulta
con su nada, nada, nada...

¿Los estudiantes, acaso
vaciaron en tu ser
el último aliento?
Hay quienes dicen
que los datos son inciertos;
mentiras de los rojos
para corromper al pueblo.
Te niegan, Tlatelolco,
como a la amante incómoda;
siendo que en sus carreras
(repudiando tu memoria)
te mencionaban, plaza impía,
como la condena a la tiranía.
Todos escupimos a la Muerte
cuando rompe la corrección política.

En anonimato las almas
languidecieron sobre tu asfalto.
Fuiste testigo, Tlatelolco,
de la infamia y el fracaso
del sistema mexicano y el pueblo aletargado;
cuando los fusiles lloraron
sobre los inocentes manifiestos,
¿lloraste tú acaso
por cada hijo asesinado?
Te pregunto, ¡oh México
parodia de nación soberana!
¿Cuál de tus ocios queda
para redimir a las madres despojadas?
¿Te satisface la podredumbre,
te conformas con migajas?
¿Necesitas otra matanza
para romper en proclamas?
"Dos de octubre" clamaron hoy,
tres de octubre será mañana.
Y, en los hogares de la Patria,
las ideas serán olvidadas...

Te perdono, gran maestre
de la represión y la desgracia.
Eres tú marioneta imbécil
de una voluntad nunca manifestada
en viva voz; pues la sociedad permitió
con su tácita complacencia
y su indiferencia asesina
que tú reprimieses con mano divina
el justo clamor de la indignación.
Muerto ya, ¿qué culpas te quedan?
Escapaste al escarnio y la venganza.
Quedamos nosotros,
los que lloramos por las ánimas
de aquellos que lucharon en franca desventaja:
acallan al progreso los rifles y culatas,
y de nada sirvió que la pluma venza a la espada.

Jóvenes promisorios.
Trabajadores,
periodistas,
madres y familias.
Todos lloraron este dos de octubre.
En luto eterno guardamos esta fecha
jamás olvidada, jamás perdonada.

México, hoy moriste.
Cuarenta y cuatro veces te desangras,
y de ninguna de ellas has aprendido nada.
Acteal, Canoa, Atenco, Cananea.
Río Blanco, Corpus Christi, Ciudad Juárez, la esperanza.
En todas ellas falleces,
y en ninguna encuentras calma.

Tlatelolco.
Insignia
de mi tristeza más querida.

¡Dos de Octubre no se olvida!
¡Es de lucha combativa!

1 comentario:

  1. No puedo estar más de acuerdo con lo que dices.... México simplemente parece no entender u__ú

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